Cambio climático: una amenaza urgente para las personas con enfermedades pulmonares y una llamada a la acción.
El clima ya ha empezado a cambiar. A principios de junio, el humo de los incendios forestales de Canadá llegó hasta la parte oriental de los Estados Unidos y expuso a millones de personas a una de las peores calidades del aire del mundo. El color naranja del cielo, la visibilidad limitada y el olor a quemado fueron una nueva experiencia para muchos, pero esta situación es bastante más habitual en las zonas occidentales de los EE. UU, donde el humo de los incendios forestales y la mala calidad del aire son, por desgracia, una situación habitual cada año. El fuego sigue causando estragos en Canadá.
El cambio climático está provocando importantes subidas de temperatura y sequías, lo cual desencadena incendios forestales que destruyen grandes superficies boscosas durante largos periodos de tiempo. Los incendios forestales son solo uno de los peligros medioambientales que se están agravando, en parte, debido a la acción del ser humano sobre el clima. El humo de los incendios forestales afecta a cualquier persona que inhale sus compuestos nocivos, pero es especialmente perjudicial para las personas con enfermedades pulmonares o respiratorias.
Un breve debate sobre el cambio climático #
El «cambio climático» se refiere a la modificación de los patrones climáticos a lo largo del tiempo debido a la actividad de los seres humanos. Esto se debe al «efecto invernadero», que se produce cuando el calor se queda atrapado en la atmósfera. El efecto invernadero no es algo malo en sí. De hecho, es una de las características de la Tierra, que hacen que el planeta sea sostenible para la vida humana.
El cambio climático ya ha empezado a tener efectos importantes en el planeta, y algunos de estos efectos ya tienen una importancia inminente para las personas con enfermedades pulmonares. Antes de explicar la importancia del papel de los profesionales sanitarios en la gestión de los efectos del cambio climático, nos centraremos específicamente en los problemas derivados de los incendios forestales y el ozono.
Cómo afecta el cambio climático a las enfermedades pulmonares #
El humo de los incendios forestales
Se ha demostrado ampliamente que el humo de los incendios forestales puede provocar graves problemas a las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). En varios estudios se ha observado que existe una clara relación entre el humo de los incendios forestales y las elevadas tasas de hospitalizaciones, así como con el aumento del número de visitas a urgencias y de consultas por EPOC. Un enfoque alternativo para evaluar el empeoramiento de los síntomas de EPOC —e incluso de las reagudizaciones— es revisar la cantidad de medicamentos antiasmáticos de acción rápida recetados. En este caso, la relación entre ambos también es evidente y los efectos observados son los mismos en todo el mundo.
Liu y otros realizaron una revisión bibliográfica exhaustiva de los estudios publicados entre 1986 y 2014 en los que se investiga la relación entre el humo de los incendios forestales y la salud de los seres humanos. En esta revisión se incluyeron 61 estudios, la mayoría de ellos en Australia y los Estados Unidos. En el 90 % de los 45 estudios sobre salud respiratoria se observó que el humo de los incendios forestales se relacionaba de manera significativa con las enfermedades respiratorias. Asimismo, esta revisión bibliográfica permitió observar que, en la mayoría de los estudios, los niveles de contaminantes diarios durante los incendios forestales, o justo después de estos, superaban los reglamentos y normas establecidos por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA).
Fann y otros estimaron que el coste de los incendios forestales de la parte continental de los Estados Unidos entre 2008 y 2012 se elevaba a entre 11 y 20 mil millones de dólares anuales únicamente por la exposición a corto plazo. Si se tienen en cuenta también los efectos a largo plazo, las estimaciones anuales se disparan hasta 130 mil millones de dólares. Esta cifra podría equipararse al PIB del estado de Misisipi o, en otras palabras, el coste anual de los efectos a largo plazo del humo de los incendios forestales en los Estados Unidos es equivalente al de la economía del estado de Misisipi.
El ozono
El ozono es un gas invernadero especialmente nocivo cuando se inhala a nivel del suelo. La exposición al ozono troposférico se ha relacionado no solo con un mayor número de hospitalizaciones por EPOC sino también con un aumento de la incidencia de esta enfermedad, lo cual podría ser indicativo de que el ozono provoca y empeora la EPOC. Se estima que una exposición a largo plazo al ozono troposférico provocó 365 000 muertes en 2019 o, lo que es lo mismo, un 11 % de muertes por EPOC en todo el mundo.
En un estudio publicado hace 20 años, Gent y otros descubrieron que los niños y niñas con asma tienen un mayor riesgo de presentar sibilancias (en un 35 %) y opresión torácica (en un 47 %) tras una exposición a niveles elevados de ozono. En 2003, la norma sobre la concentración de ozono en una media de ocho horas de la Agencia de Protección Ambiental estadounidense establecía que el máximo nivel de ozono troposférico recomendable era de 80 partes por mil millones (ppmm). En 2007, la EPA rebajó este nivel máximo a 75 ppmm y, en 2015, volvió a rebajar el nivel máximo a 70 ppmm, nivel que se ha mantenido desde entonces. En 2003, en un estudio de Gent y otros, la media establecida era de 51 ppmm o muy inferior —y mucho más «segura»— que la norma establecida por la EPA. Esto refuerza la importancia de establecer niveles de seguridad para determinados sectores de la población que pueden presentar mayores riesgos.
Percepciones clínicas de la contaminación atmosférica y el cambio climático #
En 2015, la American Thoracic Society (ATS) llevó a cabo una encuesta a miembros de la sociedad para conocer sus perspectivas sobre el cambio climático y el efecto que tiene en sus pacientes, entre otros. De acuerdo con los resultados de la encuesta, solo el 38 % de los encuestados consideraban estar «bastante o muy» informados sobre la relación entre el cambio climático y ya salud, lo cual refuerza la importancia de formar al personal de salud. La mayoría de personas encuestadas consideraban que sus pacientes ya padecían, al menos, un efecto adverso debido al cambio climático y el 77 % de los encuestados consideraba que la enfermedad de sus pacientes había empeorado debido a la contaminación atmosférica. Por último, los encuestados consideraban que los profesionales médicos tienen una función importante respecto a los desafíos del cambio climático; un 72 % de las personas encuestadas indicó que los profesionales médicos deberían llevar a cabo acciones de divulgación sobre los efectos del cambio climático y el 62 % respondió que los profesionales médicos deben informar a sus pacientes al respecto.
En abril de este año, en un ejemplar para revisar para la revista Chest, con el título «Climate Change for the Pulmonologist» («El cambio climático para los profesionales en neumología») Balakrishnan y otros destacan las pruebas que demuestran por qué los profesionales en neumología deben dar prioridad a su formación sobre los efectos que cambio climático puede tener en la salud de sus pacientes, al tiempo que se esfuerzan por reducir las causas y efectos principales del cambio climático. Los autores exponen que el cambio climático tiene unos efectos ya muy claros sobre los pacientes en seguimiento en el departamento de neumología. Balakrishnan y otros instan urgentemente a la comunidad neumológica para que fomente estrategias de mitigación, muestre a sus pacientes cómo comprobar la calidad del aire y les indique cómo protegerse; asimismo, solicitan a las facultades de medicina que se impliquen en la formación e investigación sobre los daños que provoca el cambio climático (actualmente, solo el 15 % de las universidades incluyen los daños del cambio climático en los planes de estudio de la carrera de Medicina).
Cómo protegerse contra los daños del cambio climático #
El cambio climático es un tema extremadamente amplio y complejo y puede resultar abrumador empezar a preocuparse por algo tan abstracto. Por ello es extremadamente importante conocer las medidas concretas que pueden empezar a aplicarse para protegerse contra los daños provocados por el cambio climático. A continuación indicamos algunas maneras de protegerse contra los efectos del cambio climático:
- Conocer el estado de la calidad del aire del lugar en el que se encuentra y saber cuándo debe llevarse especial cuidado. El índice de calidad del aire se presenta a través de una escala de colores según el riesgo existente para la población, incluso para las poblaciones más vulnerables a una menor contaminación atmosférica. Sin embargo, es importante ser consciente de que incluso una exposición prolongada a niveles bajos de ozono troposférico (que puede no aparecer reflejado en la escala de color de la calidad del aire) puede afectar a personas sin ningún tipo de enfermedad pulmonar, tal como se indica anteriormente.
- Si la calidad del aire no es adecuada, se recomienda llevar una mascarilla de calidad para salir a la calle. Las mascarillas quirúrgicas o de tela no ofrecen el mismo nivel de protección, por lo que se recomienda, si es posible, optar por las mascarillas N95 que tienen una mayor capacidad de filtrado de partículas. También es importante hidratarse, evitar practicar ejercicio al aire libre y reducir el tiempo que se pasa en el exterior cuando la calidad del aire no es adecuada.
- Puede valorarse la posibilidad de adquirir un purificador de aire de calidad, que reducirá de manera importante la cantidad de partículas nocivas, entre las que se incluyen gérmenes, alérgenos y humo de su hogar.
- Si le han diagnosticado una enfermedad pulmonar, consulte con su profesional sanitario para desarrollar un plan para controlar los efectos de la mala calidad del aire y poder reducirlos. Aunque no le hayan diagnosticado una enfermedad pulmonar, sigue siendo importante hacer todo lo posible por reducir la exposición al aire cuando la calidad no es favorable. También puede aconsejar a su profesional sanitario a que se familiarice con el impacto del cambio climático.
Conclusión #
Los efectos del cambio climático son evidentes. Es necesario concienciar a la población sobre cómo reducir los daños que el cambio climático puede causar, no solo a las personas con enfermedades pulmonares, sino también a aquellas con mayores riesgos. Puede empezarse formando a los investigadores y médicos, fomentando las estrategias de mitigación, animando a la población a comprobar la calidad del aire y a adoptar las medidas necesarias para protegerse a fin de reforzar el compromiso global con estos sectores de población.
Escrito por
Tré LaRosa
Tré LaRosa es consultor, científico y escritor en la zona de Washington D. C. y cuenta con una amplia experiencia en investigación (básica, traslacional y clínica) y en los resultados notificados por los pacientes. Ha escrito numerosos artículos sobre neurociencia, neumología y enfermedades respiratorias, también desde el punto de vista de los pacientes. Le apasiona seguir aprendiendo, leer, escribir y pasar tiempo al aire libre y, siempre que puede, aprovecha la oportunidad para hablar sobre su Golden Retrevier, Duncan.