Lo que dicen los expertos en PFP
19 sept. 2023· 7 minutos de lectura

El asma de esfuerzo no debería afectar a la calidad de vida

managing exercise induced asthma
El asma de esfuerzo. Descubra cómo identificar diagnosticar y prevenir esta enfermedad tan habitual.

El verano toca a su fin. Es de nuevo el momento de la vuelta al cole y a las actividades extraescolares, al deporte y a las competiciones. Puede que, al practicar un deporte, algunos niños sufran por primera vez (y con suerte por última) lo que se conoce como asma de esfuerzo (AE). El asma de esfuerzo, o broncoespasmo o broncoconstricción inducida por el ejercicio, describe una situación en la que una persona presenta signos de dificultad respiratoria justo después de practicar un deporte o hacer ejercicio. Aunque suele emplearse el término «asma de esfuerzo» para hacer referencia a esta situación, no se trata de un asma bronquial. El asma bronquial, que afecta a cientos de millones de personas en todo el mundo,* es una enfermedad caracterizada por la aparición de síntomas respiratorios y el deterioro de la función pulmonar. La broncoconstricción inducida por el ejercicio (o asma de esfuerzo), por otra parte, es la presencia de síntomas similares a los del asma bronquial tras realizar un esfuerzo físico y, por lo general, en función de determinadas condiciones climáticas. Entre el 40 y el 90 % de las personas que sufren broncoconstricción inducida por el ejercicio (BIE) padecen asma diagnosticada, pero no todas las personas que padecen BIE son asmáticas y, aunque pueda resultar sorprendente, no todas las personas asmáticas tienen por qué presentar BIE.*

Broncoconstricción inducida por el ejercicio: síntomas y mecanismos patogénicos

La broncoconstricción inducida por el ejercicio se desencadena, como su propio nombre indica, al realizar ejecicio físico y provoca síntomas respiratorios como dificultad para respirar, opresión torácica, sibiliancias y tos. Es una afección molesta, especialmente cuando un niño la padece por primera vez. Por suerte, suele ser pasajera y reversible.* La BIE no tiene por qué estar provocada directamente por el ejercicio físico, sino por lo que sucede en las vías respiratorias al realizar el ejercicio. Al hacer un esfuerzo físico se produce una pérdida de líquidos y un cambio de temperatura en las vías respiratorias, lo cual obliga al sistema respiratorio a calentarse y añadir humedad al aire de los pulmones. Esta situación desencadena un aumento de la frecuencia respiratoria en las personas que padecen BIE.* Al aumentar la frecuencia respiratoria, las células se contraen y esto provoca una serie de efectos en cascada que se manifiestan como el estrechamiento de las vías respiratorias (técnicamente conocido como broncoconstricción), que provoca molestias inmediatamente después de realizar ejercicio.* La pérdida de líquidos y el aumento de la frecuencia respiratoria tienen un papel importante en el mecanismo fisiopatológico del BIE, por lo que los factores ambientales –como la temperatura del aire, el nivel de contaminación atmosférica o la humedad– pueden aumentar las probabilidades de padecer BIE.* Sin el tratamiento adecuado, la broncoconstricción inducida por el ejercicio puede tener una duración de entre 30 y 90 minutos, de acuerdo con la guía de práctica clínica de la Sociedad Torácica Americana sobre la BIE (American Thoracic Society’s Clinical Practice Guideline on Exercise-Induced Bronchoconstriction).*

Broncoconstricción inducida por el ejercicio: diagnóstico y tratamiento

No todas las personas experimentan los mismos síntomas, pero cuando los niños están practicando un deporte es importante prestar atención a determinados puntos clave. Es importante que los adultos (ya sean familiares, profesorado o entrenadores) estén pendientes por si observan síntomas tales como sensación de falta de aire o cansancio con mayor facilidad al realizar ejercicio físico o accesos de tos al entrar en un espacio cerrado tras haber estado activos al aire libre. En el caso de niños con BIE, es importante que un adulto se asegure de que se está siguiendo el tratamiento prescrito antes de realizar un ejercicio físico o cuando aparecen los síntomas. Aunque los síntomas relacionados con la broncoconstricción inducida por el ejercicio suelen ser inequívocos, cuando no existe un diagnóstico de BIE, los síntomas tras el ejercicio por sí solos no son suficientes para establecer un diagnóstico de BIE.

Para obtener un diagnóstico adecuado, es necesario realizar una prueba de espirometría. Para establecer un diagnóstico de BIE es necesario realizar lo que se conoce como una «prueba de esfuerzo». Para esta prueba, el paciente realiza ejercicio físico intenso en el consultorio y, acto seguido, se somete a una prueba de espirometría.* Esta prueba se utiliza tanto para diagnosticar la BIE como para valorar la gravedad de la enfermedad.* Para poder realizar un diagnóstico, debe medirse el volumen espiratorio máximo en el primer segundo (FEV1) –uno de los parámetros de espirometría más habituales– y debe observarse la disminución del FEV1 a los 5, 10, 15 y 30 minutos después del ejercicio al menos dos veces.* Se clasificará la BIE como leve, moderada o grave en función de la caída del FEV1 respecto a los valores obtenidos antes de realizar el ejercicio.*

Independientemente de la gravedad, tanto los niños como los padres pueden sentirse abrumados ante el diagnóstico de una nueva enfermedad. Sin embargo, el diagnóstico permite establecer también un tratamiento para la BIE, que se espera que mejore los síntomas de la enfermedad. Afortunadamente, en el caso de la BIE, existen tratamientos farmacológicos y no farmacológicos. Uno de los tratamientos farmacológicos más eficaces son los broncodilatadores de acción corta, como el salbutamol. Este tipo de broncodilatador se administra unos minutos antes de la práctica del ejercicio y suele evitar la aparición de síntomas de la BIE durante entre 2 y 4 horas.* Sin embargo, existe entre un 15 y un 20 % de pacientes que no responden adecuadamente a los broncodilatadores de acción corta.* La American Thoracic Society recomienda el uso de corticoesteroides inhalados (CEI) a quienes ya uitilzan broncodilatadores de acción corta diariamente y a quienes no los toleran. Serán necesarias entre 2 y 4 semanas para que los CEI empiecen a demostrar su eficacia. Puede resultar furstrante estar medicándose durante semanas sin saber si la medicación será o no eficaz. Para evitar más frustraciones hasta dar con el tratamiento ideal, puede resultar útil conocer las probabilidades de eficacia de un tratamiento. En un estudio reciente se trató de dar respuesta a la pregunta de si una dosis de CEI sería suficiente para predecir la eficacia a largo plazo de este enfoque terapéutico en pacientes pediátricos con BIE y resultó ser así. Los autores concluyeron que este estudio puede servir de apoyo a los profesionales sanitarios a la hora de buscar un tratamiento personalizado para la BIE para un paciente pediátrico con asma.*

Broncoconstricción inducida por el ejercicio: consejos para la prevención de los brotes

Aunque los tratamientos farmacológicos como los broncodilatadores de acción corta y los corticoesteroides inhalados pueden ser eficaces para la prevención de la aparición de la BIE, la American Thoracic Society recomienda también otros tratamientos no farmacológicos para la prevención de la BIE. Entre otros, se recomienda inducir un periodo «refractario» de entre 2 y 4 horas, añadiendo un calentamiento intenso durante 10-15 minutos antes de la realización del ejercicio o de la competición.* Puesto que este enfoque puede no ser eficaz para todos los pacientes, se han evaluado distintos tipos de calentamiento, y se ha llegado a la conclusión de que los calentamientos más eficaces para atenuar los síntomas de la BIE son aquellos que combinan intervalos de alta intensidad y ejercicios de intensidad variable.*

Además, puesto que los factores ambientales como la temperatura del aire, la humedad y los contaminantes influyen en la aparición de la BIE, la American Thoracic Society recomienda el uso de mascarillas a las personas más propensas a padecer BIE inducida por el frío, aunque esta recomendación es bastante vaga en comparación con otras, ya que no existen suficientes pruebas de calidad que respalden esta recomendación.*

Conclusión

La broncoconstricción inducida por el ejercicio puede reducir la calidad de vida de quienes la padecen si no se trata o controla adecuadamente. Sin embargo, existen tratamientos –-farmacológicos y no farmacológicos–- muy eficaces para prevenir y tratar los síntomas de la BIE en pacientes pediátricos y adultos. Resulta esencial obtener un diagnóstico preciso a fin de poder establecer un tratamiento óptimo personalizado para cada paciente. Lo más prometedor es que se ha demostrado en varios estudios que, una vez controlada, la BIE no supone ningún tipo de limitación, ni siquiera a los deportistas de alto nivel.* El ejercicio físico siempre es beneficioso, especialmente para los niños, y debe fomentarse. No obstante, cuando un niño presenta síntomas respiratorios, debe proporcionarse un tratamiento adecuado para la BIE.

Tré LaRosa
Tré LaRosa

Tré LaRosa es consultor, científico y escritor en la zona de Washington D. C. y cuenta con una amplia experiencia en investigación (básica, traslacional y clínica) y en los resultados notificados por los pacientes. Ha escrito numerosos artículos sobre neurociencia, neumología y enfermedades respiratorias, también desde el punto de vista de los pacientes. Le apasiona seguir aprendiendo, leer, escribir y pasar tiempo al aire libre y, siempre que puede, aprovecha la oportunidad para hablar sobre su Golden Retrevier, Duncan. 

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